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De vez en cuándo me da por sentirme en un estado de euforia por lo que me toca vivir. No tanto personalmente, o estaría deprimido la mayor parte del tiempo, sino a nivel humano. Como se sentiría un pixel en una pintura de Seurat. Digo, ni un experto detectaría un cambio de tonalidad en un solo pixel, pero es parte de la obra en su totalidad, aunque no tenga intenciones de pertenecer, ahí está.
Supongo me siento así porque soy un privilegiado. Tengo techo, comida, familia, trabajo, internet, etc. lo que uno considera normal.
El acceso que tenemos a través de internet a la información es, creo, básico para alguien. No hablemos de conocimiento, sino información. Creo que es un derecho que tenemos, el acceso a la información. Y no a la que tenemos del gobierno, que son datos más maquillados que Marcel Marceau donde se paga por verlo. A la información que satisface la necesidad de saber algo, de ver, hojear, auqnue no tengamos el olor a vainilla de los libros como en otros tiempos.
Las pocas veces que fui a la biblioteca pública para hacer tarea de la escuela y buscar en esos cajoncitos de las fichas bibliográficas comparten un lugar en mi cerebro con la caja de texto de Google. Claro que solo se ve la información que quieren que uno vea, pero es mucho y para lo que busco con eso basta y sobra.
Hace poco nos pidieron información de la oficina de Ciudad de México. Es clásico el recibir un oficio, una circular, donde se especifique de cierta forma contestar algún requerimiento. Cuando algo me hace ruido, simplemente lo busco por internet. Es realmente sencillo encontrar información. En dicha circular mencionaba que tales datos había que responderlos por que así lo requería la CNDH.
Bueno y ¿a razón de qué tengo que dar la información que no conozco, porque es algo personal de cada trabajador, y no tiene nada que ver con el trabajo? Quería saberlo, para poder pedirle al trabajador esa información, ¿no?
En la circular me mandaron el número de oficio de un acuerdo por el cuál preguntaban los datos. Busqué en internet ese acuerdo y no viene publicado por ningún lado. Sólo encontré una nota de prensa que la CNDH hace con la Secretaría de la Función Pública. También un artículo donde describen un poco el acuerdo, pero no tiene nada qué ver con la información solicitada.
Llamé a las oficinas de la SFP pero me mandaron a una extensión que nunca contestó. Lo hice dos veces con el mismo resultado. Solicité una copia del acuerdo por correo, para poder fundamentar la solicitud de datos a los trabajadores y recibí un mensaje de error del servidor de correo. Al parecer el buzón está lleno y no pueden recibir más correos. Llamé luego a la CNDH donde no me pudieron responder sobre lo que les preguntaba, me mandaron a una extensión pero se cortó la llamada. Mandé correo... bueno, intenté mandar un correo a través de su sitio pero no funcionaba el botón enviar... el caso es que mejor contesté que no puedo recabar información personal de los trabajadores.
Según la ley, debo hacer el trabajo y después quejarme si es que no estuve de acuerdo en hacerlo. Y así lo hice. Por una circular mandé la solicitud a cada uno de los trabajadores de mi oficina para que me dieran los CURP de cada uno de sus hijos menores de 24 años aunque sólo los jefes me contestaron sin chistar. Los demás compañeros dudaron y mejor no contestaron nada. Les dije que también tenían derecho a no contestar, pues no fundamentaron la solicitud de los datos.
Una semana después, nos mandan de otra oficina, una copia de la Ley General de Protección de Datos Personales en Posición de Sujetos Obligados para que después preparemos un documento de seguridad.
¿No van al revés estos cuates?
El acceso a la información me llevó a conocer mucho antes esta información, hace unos años, cuando nos pidieron también otra información que supuestamente ya tiene el gobierno, si no no sabrían cómo pagarnos... pero bueno.
Traté de obtener por los medios normales la justificación para recabar la información pero eso no existe en las instituciones. Me ayudó más internet, aunque el acuerdo nunca lo obtuve. Ni en el Diario Oficial de la Federación está publicado. Eso no me gusta.
Ya recordé la ocasión donde también me pidieron información personal. Fue para el registro de un reloj checador con datos biométricos. Una empresa iba a controlar los relojes a nivel nacional. Por internet encontré cuánto les pagaron, quién era el encargado, y que curiosamente la empresa no existía, pues todavía estaba en trámite su RFC. No me chinguen, en dos horas Hacienda te registra.
Cinco años después, la empresa no hizo nada con los datos (nada que se implementara con el pretexto que mencionaban, claro) aunque le pagaron desde el primer día.
Uno puede creer que el Sistema funciona, aunque no de la manera que la mayoría cree. La información hace la diferencia.

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